Estrella de Belén SMB
Sociedad Misionera de Belén
CHAQUE JOUR LA PAROLE DE DIEU
Abr 27

Domingo de la Divina Misericordia: Dichosos los que creen sin haber visto

Ocho días después de Pascua, seguimos inmersos en la luz de la Resurrección. Este domingo, llamado “Domingo de la Divina Misericordia”, nos recuerda que el corazón del Resucitado permanece siempre abierto: alcanza a los temerosos, los ausentes, los heridos… y nos llama a creer, perdonar y vivir en comunión.

«La piedra que desecharon los constructores se ha convertido en la piedra angular. Esto es obra del Señor, una maravilla a nuestros ojos.» (Salmo 118, 22-23)

Una comunidad unida por la fe y la misericordia

El libro de los Hechos de los Apóstoles nos ofrece un retrato vivo de las primeras comunidades cristianas. Estos hombres y mujeres, transformados por la fe en la Resurrección, vivían en una profunda unidad. «Un solo corazón y una sola alma»: esta comunión impresionaba, atraía y testificaba que el Resucitado estaba verdaderamente en medio de ellos.

Nosotros también estamos llamados a ser el cemento de la unidad, testigos de una fe alegre y compasiva. La misericordia divina no se agota; se despliega a través de nuestra vida fraterna, nuestra capacidad de perdonar y nuestro amor incondicional.

 

La prueba de la duda y la bienaventuranza de la fe

En el Evangelio, Tomás encarna la lucha con la duda y el camino hacia la fe. Quiere ver, tocar y entender. Y Cristo, en su misericordia, no lo rechaza, sino que le permite acercarse: «Trae tu dedo aquí y mira mis manos» (Jn 20,27).

El Señor Resucitado se encuentra con cada uno en su propia historia, en sus heridas y preguntas. Tomás cree al tocar; otros —como nosotros— creen sin haber visto. Esta bienaventuranza —»Dichosos los que creen sin haber visto» (Jn 20,29)— es una promesa ofrecida a todo buscador de Dios.

 

Vivir la misericordia hoy

Celebrar la Divina Misericordia es acoger la paz que Cristo ofreció a sus discípulos encerrados por el miedo. Es recibir el aliento del Espíritu que nos envía como embajadores del perdón. Es creer que la fe es un camino vivo, alimentado por el amor y reanimado por los sacramentos.

En un mundo marcado por tanto dolor y división, necesitamos la fuerza de la misericordia. Dejemos que nos transforme, para que también nosotros seamos signos de vida y de paz.

Oración del día

Señor Resucitado, tú vienes a nuestros miedos, dudas y puertas cerradas, para ofrecernos tu paz. Aumenta nuestra fe, haz que nuestros corazones estén abiertos a tu misericordia, y conviértenos en artesanos de la reconciliación.

Amén.


Referencias bíblicas

  • Hechos 5, 12–16
  • Apocalipsis 1, 9–11a.12–13.17–19
  • Juan 20, 19–31

 


Lectura del santo Evangelio según San Juan

Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría.

De nuevo les dijo Jesús: “La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo”. Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar”.

Tomás, uno de los Doce, a quien llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino Jesús, y los otros discípulos le decían: “Hemos visto al Señor”. Pero él les contestó: “Si no veo en sus manos la señal de los clavos y si no meto mi dedo en los agujeros de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré”.

Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de nuevo en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Luego le dijo a Tomás: “Aquí están mis manos; acerca tu dedo. Trae acá tu mano, métela en mi costado y no sigas dudando, sino cree”. Tomás le respondió: “¡Señor mío y Dios mío!” Jesús añadió: “Tú crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto”.

Otras muchas señales hizo Jesús en presencia de sus discípulos, pero no están escritos en este libro. Se escribieron éstos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su nombre.

Para leer las lecturas del día, consulte Vatican News – 27 de abril de 2025.

 

Para meditar:

  • ¿Dejo entrar en mi vida la paz del Señor Resucitado?
  • ¿Cómo puedo dar testimonio de la misericordia en mi día a día?
  • ¿Estoy dispuesto a creer incluso sin haber visto?