En esta época de renovación primaveral, la liturgia nos propone una promesa de esperanza: todo puede hacerse nuevo — no por cambios espectaculares exteriores, sino por un amor transformador, el que Jesús nos ha revelado. Este amor, vivido “como él”, es la clave de un mundo renovado, una Iglesia vivificada y una fe encarnada en lo cotidiano.
«Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros. Como yo los he amado, así también ámense los unos a los otros.» (Juan 13, 34)
Un sueño de novedad: la esperanza de un mundo transformado
En el Apocalipsis, san Juan comparte una visión impactante: «un cielo nuevo y una tierra nueva» (Ap 21, 1). Esta promesa nace en un contexto de crisis: las primeras comunidades cristianas, perseguidas, buscan un sentido a su fe en un mundo hostil.
Este mensaje no es una fuga ni una utopía ingenua. Es una profesión de esperanza, un acto de fe en el poder de Dios para renovar el mundo, incluso en medio de la prueba.
El mandamiento del amor: una respuesta al deseo de novedad
El evangelio de Juan no anuncia una revolución política ni una reforma social. Propone un camino interior: amar “como Jesús nos ha amado”. Lo nuevo no es la idea de amar, sino la manera: un amor que viene de Dios, que lava los pies, que da la vida, que mira al otro con los ojos del Padre.
Así se reconoce a los discípulos: no por doctrinas o discursos, sino por su capacidad de amar verdaderamente. El amor se convierte en el signo visible de la presencia del Resucitado.
Una Iglesia que ama, un mundo que espera
Nuestro mundo, herido por la violencia, la indiferencia y las divisiones sociales y espirituales, tiene sed de amor verdadero. La Iglesia misma, en medio de cuestionamientos profundos, también está llamada a renovarse por el amor.
A través de este mandamiento, Jesús nos confía la misión de ser signos de un mundo nuevo, artesanos de un Reino donde la justicia y la paz abracen a toda la humanidad.
Oración del día
Señor Jesús,
tú, el Amor vivo del Padre,
renueva nuestros corazones con tu presencia.
Haznos artesanos de paz,
testigos de tu amor en este mundo.
Enséñanos a amar, a servir,
a construir un mundo nuevo a tu imagen.
Amén.
Referencias bíblicas
- Hechos 14, 21b–27
- Apocalipsis 21, 1–5a
- Juan 13, 31–33a.34–35
Evangelio según san Juan
Durante la última cena que Jesús compartía con sus discípulos,
cuando Judas salió del cenáculo, Jesús dijo:
«Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado,
y Dios ha sido glorificado en él.
Si Dios ha sido glorificado en él,
también lo glorificará en sí mismo,
y pronto lo glorificará.
Hijitos míos,
estoy con ustedes sólo un poco más.
Les doy un mandamiento nuevo:
ámense los unos a los otros.
Como yo los he amado,
así también ámense los unos a los otros.
En esto reconocerán todos que son mis discípulos:
en el amor que se tengan los unos a los otros.»
Lecturas del día en Vatican News – 18 de mayo de 2025.
Para meditar
- ¿Dónde siento necesidad de renovación en mi vida?
- ¿Vivo el amor “como Jesús me ha amado”?
- ¿Soy testigo de un amor creíble en mi comunidad?
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